Aceptación y Resiliencia

Aceptación y Resiliencia

Ximena Lorca Ramírez Jardín Infantil " Lobito Marino"

28/07/2016

Es esperable que el nacimiento de un hijo sea motivo de alegría y expectativas para la familia y en especial para los padres, pero ¿Qué sucede cuando un hijo nace con capacidades diferentes, con una patología o durante su desarrollo se manifiestan síntomas que refieren un trastorno psicológico y/o psiquiátrico?

Podría mencionar diferentes reacciones pero estas dependerán de cada situación y, sobre todo, del sistema de creencias de los padres, lo transversal es que existe una respuesta: la elaboración de un proceso de duelo, este proceso de adaptación emocional posterior a una pérdida que en este caso es la pérdida de las legítimas expectativas que todos los padres tenemos frente al nacimiento y al sano desarrollo psíquico y físico de un hijo. Esta respuesta emocional involucra un todo en su dimensión física, cognitiva y filosófica.

Es importante mencionar, entre otras herramientas emocionales, la “resiliencia”, esta capacidad de sobreponerse a las dificultades y adversidades, que la mayoría de las madres descubren y/o desarrollan frente a las necesidades de un hijo que requiere atención y cuidados especiales, tratamientos, tiempo y esfuerzos de toda índole, la resiliencia empodera a madres y padres, lo anterior no se logra de un día para otro, es un proceso de aceptación y sobre todo de encontrar e incorporar el “ sentido” de lo que sucede, cambian las prioridades, los intereses y las expectativas, cambios de tipo cognitivo, emocional y social.

La “negación” es un mecanismo de defensa, parte inicial del duelo que al no ser resuelta ésta paraliza y genera todo tipo de justificaciones para no ver la realidad, por consecuencia, la toma de decisiones es errática, los resultados insatisfactorios, tratamientos equivocados que promueven el desarrollo de un proceso involutivo.

Al contrario, la “aceptación” es el paso de mayor importancia para el sano desarrollo de un hijo que presenta características especiales, físicas y/o psicológicas, las correctas y oportunas decisiones, el estar atentos y dispuestos a escuchar, el sentido del aprendizaje continuo son conductas que se traducen en BIENESTAR, construye confianzas y seguridades que un hijo necesita para crecer y desarrollarse con alegría y sobre todo en un ambiente de amor, aceptación y contención.