Cartilla informativa mensual que se envía a la madres como apoyo pedagógico en el desarrollo de los niños y niñas de sala cuna.

El Juego

Pamela Estay Molina

04/09/2014

Los niños pequeños se desarrollan, aprenden y se relacionan con los demás jugando, por lo que es muy importante las formas en que los padres juegan con sus hijos, debido a que con es esto están fomentando el desarrollo de sus habilidades motoras, cognitivas y sociales. Además, les están enseñando cosas nuevas de una forma lúdica. Pero, esencialmente, el juego entre padres e hijos fomenta la comunicación y una buena relación entre ambos.

El principal juguete para un niño son sus padres. Con papá o mamá se juega al caballito, a esconderse, a hacerse cosquillas. Desde su regazo se descubren los colores, se leen cuentos, se habla por teléfono. Además, son los padres los que proporcionan la mayoría de los juguetes y quienes le inician en su funcionamiento. Con un poco de imaginación, un sencillo objeto doméstico se convierte en un juguete: una caja es un tambor, un cofre del tesoro o un remolque. La más simple actividad cotidiana se transforma en un juego: vestirse, bañarse, pasear.

Como complemento, los padres deben desarrollar una tarea de vigilancia discreta mientras el niño juega y explora el mundo, es importante alejarlo de cualquier objeto peligroso que se haya utilizado delante de él (pues quizá trate de imitar a quien lo usó).

Eliminando los juguetes con piezas pequeñas con que se pueda atragantar, las bolsas de plástico que le pueden causar asfixia.

La primera fase en la vida de cualquier persona es la infancia. La infancia se caracteriza por la formación global e integral del niño/a. A través del juego nos construimos como personas, aprendemos de nosotros mismos y de los demás.

Muchos son los autores que hablan de la importancia del juego y de la relación entre juego y etapas de desarrollo del niño/a. Uno de ellos es Jean Piaget.

Para Piaget el niño nace en un medio que condiciona su conducta, crece con una serie de factores sociales que estimulan el desarrollo del niño/a en mayor o menor medida y desarrolla un nivel madurativo propio, diferente al de los demás, estos tres factores influyen en el esquema de representación del mundo que el niño/a va creando, ello genera que asimile conductas nuevas y acomode esas conductas en sus esquemas de acción, formando de esta manera nuevos esquemas.