Estimular la imaginación de los niños

Irma Moris Jardín Infantil "Tortuguita Marina"

12/08/2014

Por qué es importante

Al nacer, los niños tienen unas 100 millones de células cerebrales y, sin embargo, el proceso que le sigue es aún más maravilloso. Cada una de esas células envía y recibe impulsos eléctricos (o señales) que, con la ayuda de sustancias químicas como la serotonina, crean conexiones. Mediante la repetición estas conexiones se convierten en redes que le permitirán pensar y aprender. Cuando tenga 3 años el cerebro habrá formado unos mil trillones de conexiones, ¡el doble de las que tiene un adulto!

El cerebro de un recién nacido es mucho más denso de lo que será cuando sea adulto y es ahora cuando se fabrican las conexiones que utilizará toda su vida. Las conexiones cerebrales utilizadas en forma constante se convierten en permanentes, mientras que aquellas que no se usan pueden desaparecer. Por esta razón, los especialistas ponen énfasis en 3 primeros años de vida, ya que todo lo que haga, como cantar, jugar, comer o caminar ayudará a un buen desarrollo de su cerebro. Las experiencias, personas y sensaciones nuevas le abrirán la mente a un mundo más grande y emocionante. Recuerda que si usas tu imaginación y le animas a que utilice la suya animarás a su cerebro a que forme "conexiones de imaginación" propias.

Ofrece ejemplos. La imaginación de los niños es enorme, pero puede que no sepa por dónde empezar.

Leer juntos sobre tierras y gente distinta es un buen modo de animar su fantasía. El sólo mirar los cuentos puede aumentar su vocabulario tanto de palabras como de imágenes. Elige libros que tengan grandes dibujos y muchos colores. Aprovecha que el niño es pequeño para cambiar las historias a tu gusto, en vez de ceñirte estrictamente al texto. Lo que su cerebro requiere es entrada de información. Muéstrale dibujos de todo lo que puedas, desde animales hasta plantas, haciendo los sonidos de los autos y de los pájaros. También puedes poner voces diferentes para cada personaje y hablarle sobre sus características y su historia.

Escuchar cuentos creados por ti es mucho mejor. Además de proporcionarle un gran margen para su imaginación, le enseñarás a crear personajes y argumentos. Una muy buena forma de ayudarlo a reforzar su identidad es que uses a los niños(as) como el protagonistas de tus historias.

No pasará mucho tiempo para que los niños(as) empiecen a crear sus propias historias y aventuras. No importa si al principio te copian; así es cómo aprenderán. Luego, te asombrarás de todos los escenarios que pueden inventar.

Utiliza cosas que los estimulen

Mil cosas pueden transformarse con la imaginación. Las toallas son turbantes, las cuentas de plástico son piedras preciosas, las viejas alfombras son alfombras voladoras y la montaña de ositos de peluche es un bosque tropical, un hospital de animales o una granja.

En realidad, los mejores estímulos para el juego imaginativo son los más sencillos. Es el cerebro de los niños(as) el que desarrolla la mayor parte de la acción, por lo que mientras más simple el objeto, más posibilidades tendrá de crear personajes (un disfraz de Batman sirve sólo para jugar a Batman, pero con una simple sábana sirve para ser súper héroe, gitano, fantasma y todo lo que se le ocurra). Exponer a los pequeños a tantas personas reales, lugares y situaciones como sea posible es la mejor forma de asegurar que tendrán la cabecita llena de ideas que utilizar.

Es muy útil tener una caja especial o cesta para guardar todo ese arsenal de de disfraces y cosas que puedan utilizar para crear sus aventuras; es más, puedes incluir de vez en cuando cosas nuevas como sorpresa, y decirles "¡Vamos a ver qué hay en la caja hoy!". Como son muchos niños, es bueno que algunos objetos los tengas por partida doble.

Fomenta el juego imaginativo

Los niños aprenden de las situaciones que ocurren en la familia y en su entorno inmediato, así como de sus propias fantasías. Al inventar un escenario con argumento y personajes ("Yo soy el papá y tú eres el bebé que tengo que cuidar") desarrolla habilidades sociales y verbales. De esta manera trabaja sus sentimientos (cómo se sienten los personajes en la historia que inventa). Por ejemplo, si es el papá o un doctor, se siente poderoso; en realidad puede ser quien quiera. También practica la autodisciplina y crea reglas para sí mismo o para otros, que pueden llegar a sorprenderte. Por último, mejora su comprensión de la causa y el efecto, ya que imagina comportamientos en una situación particular.

Es muy importante crear situaciones imaginarias y llevarlas a una conclusión, porque los niños(as) pensarán de forma creativa y aprenderán a resolver sus problemas. Según estudios al respecto, los niños imaginativos tienen más recursos en el futuro para manejar desafíos o situaciones difíciles.

Es importante establecer límites: no usar las "espadas" para pegar, no tomarse los brebajes hechos con jabón. Los psicólogos señalan que si bien es bueno que el niño tenga un amigo imaginario, si empieza a culpar al amigo por algo que él ha hecho, debe volver a la realidad.

Escucha y aprecia

Una gran parte de desarrollar una imaginación es aprender a compartirla (si los escritores no hubiesen registrado sus invenciones, no tendríamos cuentos infantiles).

El gran paso que sigue es saber escuchar. A medida que pasa el tiempo, con el uso, las habilidades verbales de los niños(as) mejorarán. Puedes ayudarlos empezando una historia y dejando que la terminen, o pidiéndoles que le pongan nombre a los personajes o los animales.

Si el niño hace un dibujo, pídele lo interprete para ti. No digas "¡Qué casa más linda!", ya que quizás no era una casa. Mejor di "¡Qué colores tan lindos usaste!".

Que te diga lo que quiera que signifique. ¿Por qué no pensar que es un genio artístico o literario por descubrir? Si lo escuchas podrás seguir lo que él está pensando y probablemente revitalices tu propia imaginación en el proceso.